El tiempo pasa volando, parece que fue ayer cuando me lo dijeron, han pasado estos 3 años muy rápido,pero tambien han sido difíciles.
La adaptación ya está hecha (hasta el momento), hemos aprendido todos a vivir con otro ritmo, tenemos otras prioridades y disfrutamos de otra manera, pero echo de menos la vida que llevaba sin control de antes. Ahora todo es premeditado, todo organizado, alarmas para tomar medicación, para visitas al médico, para no olvidar recoger las medicinas...
Saber y tener que aceptar que hay épocas en las que la sientes contigo a diario, pero saber disfrutar a tope cuando viene una época sin ella.
A lo que más me cuesta acostumbrarme es a la fatiga, no acepto llevar encima este cansancio casi a diario, me cabrea mucho y es cuando me deprimo más, pero no puedo hacer más que los trucos que tengo para sobrellevarla. Al resto de síntomas los llevo a ralla, o ellos me están dando tregua, desde que estoy con tecfidera a penas tengo síntomas, más que días puntuales de mareos y hormigueos varios.
Lo que más valoro de todo este tiempo es el aprendizaje en muchos aspectos de la vida, me conozco mejor a mí misma, pensaba que era más débil, pero soy dura y cada vez me hago más fuerte, he aprendido a que las pequeñas cosas pueden hacerte muy feliz, y que con los de tu alrededor en el día a día tienes más que suficiente. La gente que está ahora, es la que estará conmigo mañana. He conocido gente maravillosa que me ha ayudado mucho, y que hoy día son nuevos amigos.
3 años más tarde te digo que se puede ser feliz, muy feliz con esclerosis múltiple, pero que hay mucho camino por hacer todavía...