Llamémosle dejándome ayudar, hasta el punto de sentirme mandona y algo de cara dura, pero si hay algo que he aprendido estos últimos años es saber pedir ayuda, es la solución a que mi cuerpo aguante hasta la hora de dormir.
Al final acabas adaptándote a todo lo que va llegando, no nos enseñaron de pequeños que las cosas no siempre son lineales y que la vida es una montaña rusa constante, por eso los miedos, las inseguridades...
Desde que vuelvo a trabajar 8 horas diarias he tenido que restablecer prioridades, y reordenar mi día a día.
Contando que me despierto a las 6,30 de la mañana, salgo de casa a las 7,30, a las 16 salgo disparada del trabajo para ir a buscar a mi hijo a la guardería y me queda toda la tarde para dedicarme a él y tengo que llegar con algo de energía hasta la hora de irme a la cama, por algún lado tengo que delegar funciones del día a día que yo no puedo hacer.
Cuando hablo con otras personas que no tienen esclerosis múltiple y me quejo de lo que para mí supone arrastrar día a día este cansancio, me contestan que no solo me pasa a mi, que el ritmo de vida nos hace ir así de cansados, me consuela ver que otras madres llegan cansadas a buscar a sus hijos después de trabajar, pero sé que mi cansancio puede desencadenar en mi, problemas que en ellas no, todos sabemos que el agotamiento nos puede producir un brote, y eso lo tengo muy interiorizado. Por eso ya no llego al limite, y cuando veo que me estoy pasando la no deseada esclerosis me envía una señal en plan amenaza, y yo por si acaso, le hago caso.
Que importante es saber pedir ayuda! y se pide y punto, no tenemos porque sentirnos mal, aunque de lo que no estoy segura es si los demás tienen claro que no tienes morro, que es una necesidad para poder llevar una vida más fácil.